Si os introduzcáis dentro de la población de Alcanar, os sorprenderá el centro histórico. Calles estrechas y empinadas hablan de cómo se originó el núcleo en el año 1239, después de que la ocupación árabe dejara una fuerte huella en muchos aspectos.
En este núcleo antiguo encontrará vestigios del antiguo amurallamiento como la Torre del carrer Nou, ubicada en uno de los puntos más elevados de la población para poder tener un buen control visual del territorio.
Desde allí, se puede imaginar la línea de muralla que continuaría hasta la iglesia de Sant Miquel, templo construido a finales del siglo XVI, siguiendo el estilo neoclásico y que más tarde, en el siglo XIX, fue ampliado con el actual crucero y presbiterio. Sin duda, la iglesia es el edificio más destacado del patrimonio de Alcanar, y uno de sus aspectos más singulares es el carácter de fortaleza que le da la garita ubicada en uno de los lados de la fachada principal.
Detrás de la Iglesia se encuentra la antiga abadia, una construcción del siglo XIX y de estilo historicista.
Conduciendo vuestros pasos por la calle del Forn,cuna de la población, llegaréis a la Cisterna del Vall.Aprovechando el antiguo foso edificó, antes del siglo XVII, una construcción destinada a almacenar agua para el uso doméstico. Grandes sillares de piedra conforman el suelo y las paredes de una de las cisternas de dimensiones más grandes de toda Europa.
Contigua a la Cisterna se ubica la Casa O’Connor, una casa modernista que se ha convertido en un museo local conformado por el Centre d’Interpretació de la Cultura dels Ibers, el Espai de Historia Contemporánea y el Espai Galià. Se exponen los restos arqueológicos más destacadas recuperadas a los yacimientos de Santiago – Mas de Serrano y de la Moleta del Remei, y se explica la historia más reciente de Alcanar, de los siglos XIX y XX.
ElEspai Galià, por otra parte, muestra el legado que el reconocido pintor Narcís Galià dio el municipio. Una colección formada por dibujos, esculturas y, especialmente, para pinturas en las que sorprende el extraordinario dominio del color. Todo ello, acompañado de otro tesoro artístico que la Casa O’Connor conserva en su interior: las pinturas modernistas las pinturas modernistas que decoran las paredes y que os explicarán cómo se vivía. Encontraréis delicadas representaciones de niños jugando con burbujas en el techo o escenificando los diferentes artes. E incluso encontrará representadas los postres y detalles de las marcas de bebidas que consumían a principios del siglo XX las familias acomodadas.
La Casa O’Connor era de una de las familias de grandes propietarios de Alcanar en el siglo XIX, junto a los Suñer y los Aiguavives. De estos también se conservan las casas señoriales, situadas alrededor de la plaza Mayor. Asimismo, muy cerca también encontramos el edificio popularmente conocido como el Palacio, un gran casona construida en el siglo XVIII.
Antes de partir de Alcanar debemos hacer una última visita. A través del Rocalla, el primer ensanche que se originó fuera del casco antiguo, llegaremos a la cima de la población, la plaza del Mirador, un balcón desde donde podremos ver el Jardín junto Mar que caracteriza al municipio.
Helena Fibla Reverter – Historiadora
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